Durante dos largas cuadras, Armando le gritó a Karina lo inconsciente que era por no usar cubrebocas, en plena contingencia por el COVID-19. Ella soportaba los reclamos de su pareja, mientras agarraba fuerte la mano de su hijita de seis años. Habían ido rápido al mercado a comprar comida y nadie en la calle hizo nada. Karina soportó con vergüenza la indiferencia de la gente, sin saber que lo peor estaba por venir al llegar a su casa.
El estrés por aislamiento, por la disminución de los ingresos y por el aumento en las horas de convivencia, son la combinación perfecta para crear una bomba de tiempo, que puede estallar en cualquier momento y, con ello, aumentar los índices de violencia de género durante la actual epidemia, advierte Wendy Figueroa, directora de la Red Nacional de Refugios, en entrevista con Cuestione.
Armando le ordenó a Karina que bebiera un vaso con agua caliente para, según él, combatir al virus. No esperó a que terminara de lavarse las manos a ella y a su hija; primero la aventó al suelo, luego la tomó por los brazos, la arrastró a la cocina y la obligó a tomar el agua.
Apenas llevaban una semana de cuarentena. Karina no imaginó que su pareja le fuera a pegar, pero el puño en su mejilla le demostró lo contrario, contó en entrevista con Cuestione.
Hace ocho meses, cuando Karina y Armando comenzaron a vivir juntos, parecía que el infierno que ahora vivía era imposible. Ella es de Monterrey y él de la Ciudad de México, llevaban una relación a distancia que terminó en la propuesta de vivir juntos en la casa de Armando.
Primero empezaron las bromas crueles, luego los insultos que se fueron convirtiendo en humillaciones, que Karina siempre encontraba la forma de minimizar. Al final ella vivía en casa de él, la niña ni era su hija y estaba lejos de su tierra, como él se lo recordaba constantemente.
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“Ni en avión ni en camión, con las cosas como están por el Coronavirus me da miedo volver a Monterrey en medio de la pandemia”, dijo Karina. Tiene apenas dos amigas en la Ciudad de México y aunque cuenta con el apoyo de su familia, su cabeza y corazón están hechos nudo. Van dos días que él dejó la casa para que “ella pensara las cosas”. Ahora se debate entre la indecisión de continuar la relación, enfrentar la pandemia y atender a su pequeña hija.
Encerradas con su agresor
En México, 43% de las mujeres que ha tenido pareja ha enfrentado violencia por parte de ellos, de acuerdo con el Instituto Nacional de Geografía y Estadística, (INEGI).
El estrés emocional de un aislamiento social, como el que ahora enfrenta el país ante el aumento de personas con Coronavirus, también podrían subir los casos de violencia contra las mujeres, añadió Wendy Figueroa. En México, 21% de los homicidios de mujeres, en 2018, ocurrieron al interior de los hogares, de acuerdo con datos del INEGI.
En tan solo una semana, los mensajes vía redes sociales y llamadas telefónicas pidiendo ayuda u orientación de mujeres en situación de violencia que recibe la Red, pasaron de 60 cada día a 160 diarias, un incremento de más de 160%.
Además, muchos de los mensajes que reciben son porque, al querer denunciar a sus agresores ante las autoridades, éstas dicen que los procesos para hacerlo se han vuelto más complicados con la contingencia y que ahora todas las denuncias son por Internet, dijo la directora de la Red Nacional de Refugios.
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.“Que bueno que ya te vas a quedar en casa a ver si así aprendes a ser mujer, a cocinar, a cuidar a tus hijos…”, son algunas de las cosas que los hombres dicen a las mujeres en condición de violencia que se han comunicado con integrantes de la Red para solicitar ayuda u orientación. Sin embargo, la preocupación es que los 69 refugios con los que cuenta ya están a 80% de su capacidad, y tampoco hay recursos económicos para atender a más mujeres, explicó Figueroa.
Apoyo detenido del gobierno
En el país hay alrededor de 100 refugios que atienden a mujeres que enfrentan violencia por parte de sus parejas, pero los más de 400 millones de pesos etiquetados en el Presupuesto de Egresos de la Federación de este año para la atención de estos lugares están detenidos.
Esto, porque el subsidio para la atención de refugios y centros de atención externa, que antes era entregado a la Secretaría de Salud, pasó al Instituto Nacional de Desarrollo, y por procesos internos de Secretaría de Hacienda no ha sido liberado, explicó Figueroa.
Se entregaron más de cuatro mil 500 millones de pesos a las secretarías de la Defensa Nacional y de Marina, para activar el plan DNIII (de auxilio a la sociedad civil en casos de desastre), también 10 mil millones de pesos a diferentes entidades del país para atender la contingencia por el virus, pero “las violencias contra las mujeres no se detienen por ser cuarentena”, agregó Wendy Figueroa.
México, expectativa contra realidad
Las denuncias de violencia doméstica contra las mujeres se triplicaron en algunos de los países que tomaron medidas de aislamiento social. Sin embargo, podrían no recibir la atención adecuada, pues la atención de las autoridades está volcada en controlar la situación sanitaria según ONU Mujeres, que además hizo un llamado a los gobiernos a proteger a las mujeres en tiempos del COVID-19.
La violencia doméstica va a aumentar, se vio en China y en Corea del Seue, también en Italia y en Francia, lo más seguro es que ocurra en América Latina y el Caribe, dijo a la agencia española de noticias, EFE, la directora regional para las Américas y el Caribe de ONU Mujeres, Maria-Noel Vaeza, al insistir en la importancia de la prevención e intervención de las autoridades.
A pesar de ello, tuvieron que pasar 10 días de que comenzara la crisis por COVID-19, en México, para que el Gobierno de AMLO diera la primera conferencia con enfoque de género. Sin embargo, solo se emitió información de la situación para las mujeres en el país, algunas recomendaciones sobre la distribución de los trabajos en el hogar y poco se habló de acciones reales para evitar la violencia contra las mujeres.
